La asertividad en psicoterapia
¿Por qué tiene relevancia la asertividad en la terapia psicológica? Te propongo hacer un sencillo ejercicio para contestarte. Piensa por un momento las primeras palabras que te vengan a la mente al pensar en el término terapia o psicoterapia. Seguramente te hayan venido palabras como autoestima, depresión, estado de ánimo, ansiedad, adicción, miedo, fobia, obsesión, personalidad o emociones. Esto nos da a entender, de alguna manera, que la mayoría de las personas, asocian una terapia psicológica a estas cuestiones, y no les falta razón.
Sin embargo, existe un ámbito, íntimamente relacionado con algunos de estos términos, y también con muchos de los objetivos, necesidades o problemáticas con las que las personas acuden a un centro de psicología. Es el relacionado con la comunicación asertiva, también denominada asertividad, o estilo comunicativo asertivo. Un porcentaje muy elevado de las personas que solicitan ayuda psicológica, manifiestan problemas como los siguientes (entre muchos otros):
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Dificultad a la hora de expresar sus sentimientos o emociones
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Falta de firmeza o contundencia a la hora de defender su postura en cualquier ámbito
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Problemas para saber lo que quieren o necesitan
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Elevada importancia a la opinión de los demás o al “qué dirán”
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Comunicación excesivamente agresiva o descontrolada
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Sensación de sacar poco provecho a sus relaciones o sus meta
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Frustración y sensación de escasa valía por todos o alguno de los anteriores puntos…
¿Qué es la asertividad?
Por tanto, y sin dar más rodeos, si tuviésemos que definir la asertividad, consideraremos válido entenderla como una forma de comunicarse con el mundo, así como de relacionarse, pero también como una actitud ante la vida, que va más allá de la mera comunicación. Por tanto, podemos hablar de conductas y actitudes, mediante las cuales, una persona busca sacar provecho a su vida y conseguir sus objetivos, mediante una actitud firme y enérgica, pero también empática y sin despreciar o dañar al otro. Habría que añadir que la asertividad, pese a definirse como esto, es algo aún más profundo, ya que va a influir en nuestras relaciones, emociones y principios o valores. Por tanto, quien aprende a ser asertivo/a de verdad, producirá cambios en su esencia, algo que va más allá del aprendizaje de habilidades.
Para poder entender la asertividad de manera más descriptiva, podemos indicar las siguientes capacidades:
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Saber decir que “no” y poner límites de manera adecuada
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Tomar decisiones en función de objetivos vitales
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Realizar críticas a los demás, así como encajar las que reciba
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Empatizar y ser capaz de ponerse en el lugar del otro
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Identificar chantajes o posibles manipulaciones
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Expresar sus necesidades o pedir ayuda
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Saber negociar y llegar a acuerdos con los demás
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Mostrar una actitud firme y contundente y saber combinarla con otra mas cercana, cálida o empática cuando la situación lo requiera
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Manejar impulsos o emociones desbordantes, a través del autocontrol
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Mostrarse hábil a la hora de iniciar o mantener o finalizar conversaciones, así como hacerse notar, aunque las situaciones sean difíciles
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Conseguir pese a todo lo anterior, una buena relación con los demás, consiguiendo y manteniendo relaciones sanas y enriquecedoras.
¿Cómo se trabaja la asertividad en Psicoterapia?
La asertividad en psicoterapia puede trabajarse a través de:
1. Psicoeducación
Se ofrece a la persona el significado de este término, y se le da a conocer los tres estilos de comunicación: comunicación agresiva, comunicación inhibida, comunicación pasivo-agresiva y comunicación asertiva. Se explican las diferencias entre los diferentes estilos, y la persona tendrá que reflexionar, en diversas situaciones, con cuál de ellos se siente más identificado/a, no solo de forma global, sino en los diferentes ámbitos de su vida: pareja, familia, trabajo, relaciones sociales… Además, se invita a la persona a que se familiarice más con el término, pidiendo que analice en su entorno estos estilos en otras personas con las que se suela relacionar, y cual es el estilo que manifiesta. Este trabajo también se puede hacer con apoyo de vídeos de ejemplo, o con películas reales donde se analizan los estilos de los personajes.
Para darte un anticipo de manera muy resumida, te describimos los diferentes estilos con sus características, ventajas e inconvenientes:
2. Instrucción en habilidades y técnicas
Es otro paso fundamental para entrenar la asertividad. El/la terapeuta enseñará a la persona, una serie de técnicas, desde lo más sencillo hasta lo más complejo, como si se tratase primero de seleccionar los ingredientes más básicos, para después preparar recetas donde todos estén incluidos. Las habilidades asertivas básicas son las siguientes:
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Escucha activa
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Empatía y reflejo empático
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Expresión de emociones o necesidades
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Técnicas asertivas diversas: Disco rayado, banco de niebla, interrogación asertiva, técnica del sándwich, aserción negativa, aplazamiento asertivo, técnica de destapar el pañuelo.
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Técnicas complejas: Tomar la palabra, iniciar, mantener y finalizar conversaciones, decir que no, cambiar de tema, hacer críticas, recibir críticas, identificar chantajes y manejar manipulaciones
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La instrucción se realizará mediante psicoeducación y con prácticas en vivo
3. Manejo de los componentes no verbales y paraverbales de la asertividad
La asertividad sin acompañarse de la actitud no verbal (referente al cuerpo) y paraverbal (referida a la voz) es como una carcasa vacía. De nada sirve enseñar técnicas para ser contundentes si nuestro cuerpo y nuestra voz transmiten sumisión o agresividad excesiva. La comunicación no verbal y paraverbal resultan fundamentales, y se trabajan a través de juegos y ejercicios vivenciales, donde se puede introducir música y danzaterapia (para conseguir la actitud y el estado emocional adecuado) y teatro, además de role playing (como indicaremos después).
4. Ensayo en vivo de la asertividad: role-playing, escenas personales o dramatizaciones
Lo vi, y lo entendí.Lo hice y ¡lo aprendí! La puesta en práctica de la asertividad, así como su generalización paulatina, será el paso clave para completar el entrenamiento de nuestra nueva actitud. Los ensayos en vivo se pueden realizar con escenas personales de quien nos pide ayuda, como por ejemplo la necesidad de poner un límite a un compañero, de hacer una crítica a un familiar, o de defenderse de los injustos ataques de su pareja. Las escenas se preparan con mimo y con detalle para acercarse lo máximo a la realidad. Si se tienen dificultades a la hora de desarrollarlas, se puede realizar la inversión de roles, mediante la cual, el terapeuta hará el papel de la persona que entrena la habilidad y viceversa. Estas dinámicas también son tremendamente efectivas en grupos terapéuticos o formativos. Un añadido realmente interesante en este tipo de trabajo, nos lo ofrece el video-feedback, gracias al cual, al poder grabar en cámara de vídeo las escenas, después se podrán ver en conjunto con el terapeuta, para poder percibir la sensación generada, realizar correcciones y desterrar mitos (“estoy siendo demasiado agresivo”, “me veo muy borde”, “no soy capaz de transmitir seguridad”), ya que, solo pudiendo observarte, sabrás de una forma más fidedigna, lo que transmites.
Relación muy directa con otros aspectos de la psicología.
La asertividad va “a caballo” con muchos otros aspectos de las psicología fundamentales en cualquier trabajo terapéutico. Pasamos a describir algunos:
1. Gestión emocional o inteligencia emocional
Concepto íntimamente ligado a la asertividad. Sin inteligencia emocional no puede existir asertividad, ya que para conocer lo que necesitamos, deseamos, o es importante para una persona, es fundamental el conocimiento de las emociones, y, por ende, de las motivaciones, objetivos y metas personales. No es posible conseguir un estilo asertivo sin autocontrol emocional, al igual que es imposible ser emocionalmente equilibrado e inteligente sin una dosis importante de asertividad.
2. Autoestima sana
La autoestima sana tiene que ver con la capacidad de valorarnos de una forma adecuada, aceptarnos y querernos con el conocimiento de nuestras virtudes y defectos. A partir de ahí está el crecimiento, en lo que podemos mejorar, los obstáculos que queremos vencer y los objetivos que deseamos cumplir. Una persona poco asertiva, que no se mueve en torno a sus necesidades y metas, que sufre un fuerte desgaste en las relaciones, o que se siente impotente ante los demás, normalmente manifestará una autoestima más dañada que sana.
3. Ansiedad y miedos o fobias
Estos tres términos se corresponden directamente con emociones desagradables, y por tanto entran dentro del ámbito de la gestión emocional. Desarrollar un estilo asertivo, va a implicar necesariamente enfrentar estos problemas, afrontar los miedos y las fobias de manera proactiva, superar situaciones complicadas, y por tanto, exponerse. La exposición es el mecanismo fundamental para la superación de los miedos.
4. Desarrollo de habilidades sociales o interpersonales
La asertividad ya incluye estas habilidades en el entrenamiento de la comunicación asertiva, a la hora de iniciar, mantener o finalizar conversaciones, implica exposición a la gente, aprender a escuchar, a empatizar, a dar tu punto de vista y saber cuándo y de qué forma intervenir.
Derechos asertivos
Son los mandamientos de la asertividad, en esta tabla tienes algunos de los más importantes. ¿Cuáles son aquellos que te resultan más difíciles de permitirte?
Psicólogo, coach y formador