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Los niños están llenos de capacidades en potencia que tienen que desarrollarse en un momento determinado. Cuando estamos con nuestros hijos e hijas podemos simplemente dejar pasar el tiempo o estimular sus capacidades. Proponemos la segunda opción, y vamos a explicar cómo hacerlo a través de rutinas o mediante actividades lúdicas.

Cuando los padres y madres de plantean estimular a sus hijos e hijas han de saber, en primer lugar,  que lo que hagan será decisivo para su desarrollo. Tienen que seguir sus pautas evolutivas, y para ello, aunque la edad les servirá de guía, hay que tener en cuenta que cada  niño es diferente.

A la hora de estimularle, no se trata de dominarle sino de trabajar y jugar sin imponerse. Le estamos dando su tiempo, que es distinto al nuestro.

Se trata de ser creativos e utilizar la imaginación. Cuando padres y madres disfrutan con sus hijos e hijas, y les resulta divertido y placentero, seguro que están alcanzando el objetivo.

¿Qué materiales se pueden usar para estimular?

La voz, el canto, el baile y los movimientos…nuestros propios recursos. Cuando usamos estos materiales estamos en contacto íntimo con nuestro bebé y le proporcionamos seguridad emocional.

El niño o niña es muy sensible a:

  • Los diferentes tonos de voz: alegre, triste, firme…
  • Nuestras manifestaciones de cariño: sonrisas, risas, besos, caricias, abrazos…
  • Las diferentes expresiones faciales: muecas, gestos…
  • La música.
  • La expresión corporal, el baile y los movimientos.

¿Qué juegos o ejercicios pueden facilitar las capacidades de nuestro bebé?

El  paseo: cada vez que sacamos a pasear a nuestro bebé le estamos ofreciendo una gran variedad de experiencias nuevas. Sonidos, colores olores, la calle con personas y objetos en movimiento, gente que pasa y le sonríe, los niños que se acercan, animales, árboles, etc. Aparte de la estimulación sensorial que recibe (visual, auditiva, olfativa, térmica…) en el paseo se desarrollan sus relaciones sociales (vecinos, amigas, dependiente de la tienda), todos le saludan, le hablan, le llaman por su nombre…

  • El baño: es una situación  ideal para jugar, tocarle, acariciarle, cantarle, masajearle, etc. Es un momento muy placentero y divertido para ambos. También se trata de una actividad idónea para conocer y nombrar las partes de su cuerpo.
  • La natación: los niños y niñas pueden aprender a nadar muy pronto. El líquido es su medio natural hasta el nacimiento y, en cuanto se familiaricen con el agua, disfrutarán mucho. El contacto con el agua debe ser paulatino. Si estamos en la playa, es aconsejable que primero juegue con la pala y el cubo en la orilla, sin insistir ni forzarle. Otro día podemos entrar en el agua con él en brazos, así paulatinamente. Aprovechemos los cursos de natación para bebés y apuntémonos con él.
  • En la comida: mientras se alimenta, le estimulamos con nuestra voz, le hablamos con diferentes tonos, le cantamos. Más adelante, al introducir en su dieta nuevos alimentos se los  nombramos: “Mmmmm…. Qué rico el plátano! Está dulce…”. Dejemos que meta las manos en el plato, que se lleve el alimento a la boca, ya usará la cuchara más adelante.
  • A la hora de vestirle: nombrarle la ropa y para qué sirve, dónde se pone, en qué parte del cuerpo, que toque las texturas… Enseñarle a vestirle requiere tiempo y paciencia pero no hay que dejar de estimularle desde muy pequeño. En cuanto sea posible hay que procurarle autonomía y dejarle practicar.
  • Cambio de pañales: Otro de los momentos que podemos convertirlo en actividad lúdica. Mientras se le desnuda y se le limpia, se le puede hablar y cantar. También podemos nombrarle las partes de su cuerpo. Antes de colocarle el pañal nuevo le damos masajes en las piernas y en la tripita. Podemos colgar un móvil encima del cambiador y ofrecerle algún juguete para que se entretenga.
  • A la hora de dormir: al llevarle a la cuna le cantamos nanas en voz baja o le contamos un cuento.  Algunos niños prefieren dormir abrazados a un juguete, peluche o almohadita, estos objetos les hace sentirse más seguros.
  • En su habitación: No sobrecargarla de peluches y adornos, esto es contraproducente ya que provoca un exceso de estimulación.  Intentemos decorar con pocas cosas y siempre con lo adecuado para su edad. Cada cierto tiempo se puede variar algo en la decoración y poner al alcance del niño (de su vista y de su mano), de nuevo un juguete adecuado a su nivel de desarrollo. Podemos colgar algún cuadro a la altura del campo de visión del niño, así como paneles de corcho donde pueda poner láminas de cuentos fotografías o dibujos.

En resumen: al estimular, los padres y madres establecen un vínculo emocional con el niño o niña que beneficia a las dos partes, así van conociéndose mejor. El niño o niña a su vez, va adquiriendo las distintas capacidades cognitivas, motoras, emocionales y sociales.

Susana Paniagua

Psicóloga

Grupo Crece