Pensamientos que nos hacen daño, parte IV: Los «Deberías»
Como habíamos visto en anteriores post al respecto de este tema, los pensamientos negativos ejercen como una especie de diálogo interno que ejercemos con nosotros mismos, y esto afecta notablemente a la forma en la cual categorizamos los acontecimientos que nos ocurren y nuestra realidad.
Anteriormente hablábamos sobre como afectaba el pensamiento dicotómico (dividiendo nuestra realidad en blancos y negros), los pensamientos catastróficos o los adivinos (infiriendo sobre los demás o sobre el futuro sin tener pruebas) o magnificando o minimizando la realidad. Puedes recordarlos en estos enlaces:
http://www.grupocrece.es/blog/pensamientos-que-nos-hacen-dao-hoy-el-pensamiento-de-todo-o-nada?rq=PENSAMIENTOS
http://www.grupocrece.es/blog/pensamientos-que-nos-hacen-dao-ii-predicciones-catastrficas-y-magos-del-pensamiento?rq=PENSAMIENTOS
http://www.grupocrece.es/blog/pensamientos-que-hacen-dao-parte-iii-hoy-magnificando-lo-negativo-y-minimizando-lo-positivo?rq=PENSAMIENTOS
Hoy vamos a hablar sobre lo dañino que nos puede resultar hablar desde los «deberías».
Este pensamiento dañino procede de nuestro crítico interno, el cual se nutre en gran parte de las normas que hemos ido recogiendo desde nuestra infancia, por nuestra familia, cultura, época histórica… Aquello que de muy jóvenes nos decían nuestros familiares que estaba mal o bien para guiar y moldear nuestra conducta, conforme nos hacemos adultos lo convertimos en normas, principios, valores, ética… Pero en el caso de los «deberías», resultarían de una suma entre esta norma y la exigencia que me impongo a cumplirla.
«Deberías» = norma + exigencia
Consiste básicamente en marcarme cada acción con un «debería», independientemente de si es real o no.
Este «debería» muchas veces podríamos sustituirlo por otras expresiones que quizá se correspondan mejor o en ciertas ocasiones resulten más sanas como «podría», «me gustaría», «estaría genial», «me apetecería», «sería importante»…
Por ejemplo:
«Debería tener listo ya el informe»
Si tenemos en cuenta que todavía tenemos plazo y teníamos muchas más tareas prioritarias, una forma más desahogada sería expresar «me gustaría tener listo el informe cuanto antes» y esta forma de diálogo interno perdería una exigencia innecesaria.
Este ejemplo que parece tan absurdo, es solo uno más de la gran cantidad de veces que asumimos como obligaciones cuestiones que no son, sobre todo si somos personas excesivamente exigentes con nosotras mismas.
Un ejemplo gráfico muy visual y simple os puede dar una idea de hasta que punto os puede ocurrir esta situación:
El triángulo del puedo-debo-quiero nos indica desde cuál de estas tres instancias tomamos las decisiones importantes o no, de nuestra vida, en qué vértice me muevo más. El DEBO simboliza la obligación, el QUIERO el placer y el PUEDO los límites. Las tres instancias son importantes y lo sano es tener un equilibrio entre las tres. Moverme hacia donde quiero, sin olvidar cuestiones importantes que se deben hacer y sabiendo poner unos límites sanos. Cualquier estructura demasiado extrema en uno de los vértices, nos está indicando que hay otros que quizá merezcan más atención. Si nos movemos excesivamente desde el DEBO, sería muy probable que encajáramos en la distorsión de la que hablamos hoy (los «deberías»).
Algunas preguntas interesantes que podríamos hacernos son:
¿Aspectos importantes como mi profesión, mi pareja, mis amigos… desde que instancia las he elegido?
¿En mi día a día, desde que vértice siento que me estoy moviendo más?